
El triunfo de la revolución cubana el primero de enero de 1959, el enfrentamiento de Trujillo con el presidente Rómulo Betancourt de Venezuela y la confrontación con la Iglesia Católica, constituyeron factores claves desde el punto de vista histórico, que contribuyeron a producir la muerte de Trujillo el 30 de mayo de 1961. El dictador dominicano fue un fiel aliado de los Estados Unidos durante todo el proceso político de su largo reinado de Poder. El presidente Eisenhower, envió emisarios para disuadirlo de continuar en el mando, y crear las condiciones de la democratización del país, hacer de Trujillo una especie de Kemal Ataturk, quien bajo mandato autoritario modernizó a Turquía, así como de ofertarle un cálido retiro en los valles de California, con su ganado vacuno y su fortuna bajo protección norteamericana. El presidente Rómulo Betancourt había pactado con Fidel en junio de 1959 el apoyo solidario a las gloriosas expediciones de la “raza inmortal” de Constanza, Maimón y Estero Hondo. En junio de 1960, por una milésima de segundos, Betancourt no perdió la vida en un atentado de Trujillo. Aunque para Estados Unidos lo inmediato era el derrocamiento de Castro, Betancourt virtualmente chantajeó a la administración norteamericana, con hacer una alianza con Fidel, si Estados Unidos no “desaparecían” a Trujillo. Las sanciones de la OEA a Trujillo en agosto de 1960 fueron determinantes para crear las condiciones de su desaparición, sanciones motorizadas por Venezuela y Cuba.
Trujillo se sobrestimó y desafió el poder imperial, tratando de abrir relaciones con el mundo socialista y usando a “Radio Caribe” como portavoz de una campaña anti norteamericana y anti clerical favorable a Castro. La terquedad de Trujillo llevó a la CIA a fraguar su muerte, pero ya los preparativos de tumbar a Fidel estaban avanzados, colocando entonces a Trujillo en un segundo plano. Kennedy heredó de Eisenhower las directrices de tumbar a Castro y eliminar a Trujillo. La conspiración llegó a los círculos de poder trujillista. Hubo entonces, un compromiso de cambio con la muerte de Trujillo y la consecución de la democracia. La liquidación de Trujillo se constituyó en un objetivo cónsono con las luchas precedentes de la resistencia clandestina, por el establecimiento de un régimen democrático, el regreso de los exilados y el desmantelamiento de las estructuras trujillistas del Estado. En la historia son las fuerzas sociales las que mueven los cambios y producen los hechos. Y esas fuerzas estaban maduras el 30 de mayo de 1961. Los protagonistas fueron empujados hacia la emboscada frente al Mar Caribe, por resortes poderosos de contradicciones insalvables con el modelo autoritario y opresivo de Trujillo. El fracaso de la invasión de “Playa Girón” en abril de 1961 a Cuba, obligó a Kennedy a suspender provisionalmente el apoyo USA a los complotados en la muerte de Trujillo. Y entonces los héroes del 30 de mayo, sin retaguardia cubierta, “pelo en pecho”, decidieron casarse con la gloria, con la inmortalidad de su acción patriótica, abriendo caminos libertarios hacia el porvenir.
02 de junio de 2020
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