La Guardia Universitaria Presidente Trujillo
José Enrique Aybar, murió junto a su esposa, como todo un patriota, tal vez uno de los primeros Dominicanos muerto por las tropas invasoras el 29 de abril de 1965. José Enrique Aybar al inicio del día, sorprendido al encontrar todo los alrededores de su residencia en la calle San Juan Bosco esquina doctor Delgado además todo el sector incluido el campanario de la Iglesia San Juan Bosco convertido en trinchera, reaccionando poniendo Dos Banderas Dominicana en los alrededores de los balcones el y su esposa, murieron al instante al ser impactada la vivienda por proyectiles de un jeep con un cañón 105 mm instalado y disparando varias veces desde la c/ Galván con San Juan Bosco, destruyendo totalmente la residencia y muriendo la pareja entre sus escombros.
Onorio Montás
El doctor José Enrique Aybar, dentista que ejercía en la zona colonial de Santo Domingo, era un tenaz opositor a las aspiraciones del general Rafael L. Trujillo. Pertenecía a la Alianza Nacional Progresista, integrada por seguidores de Horacio y de Federico Velásquez, con la manifiesta intención de detener la ascendencia al poder del militar convertido en político.
A mediado de abril de 1930, la Alianza celebró una concentración en el parque Colón, donde el principal orador fue el doctor Aybar, quien pronunció un estruendoso discurso contra Trujillo que mereció estentóreos aplausos de los presentes. Allí hizo famosa la frase No puede ser, que se refería obviamente a la necesidad de evitar la llegada al poder del general Trujillo.
Dos años después, de manera insólita e increíble, el mismo doctor Aybar, se convirtió en un trujillista de vanguardia, que llegó a acompañar a las temibles pandillas que a nivel nacional acosaba a los opositores del futuro dictador.
Aunque hizo del trujillismo un apostolado, al dentista converso le fue difícil ganarse la confianza de los allegados de Trujillo, y mucho menos de los horacistas y velasquistas.
Personaje siniestro y carente de escrúpulos se ganó el apodo de ¨Doctor Goebbels Dominicano¨, que fuera ministro de propaganda y brazo derecho de Adolfo Hitler.
Fue el mismo doctor José Enrique Aybar quien en 1932 recomendó al dictador la creación de la funesta Guardia Universitaria con el propósito de mantener bajo control a los jóvenes universitarios. De inmediato, Trujillo no acogió la recomendación del sinuoso dentista, porque el régimen consideraba a la juventud estudiantil como semillero de futuros desafectos.
La”Guardia Universitaria”, fue una creación de Trujillo para ahogar toda señal de rebeldía actuando como organismo paramilitar de espionaje y sus miembros debían estar alerta
El cinco de marzo de 1937, la dictadura dio un gran paso en el control político e ideológico de la Universidad de Santo Domingo con la creación de la “Guardia Universitaria Presidente Trujillo”, fundada por José Enrique Aybar, Max Garrido, Rodolfo Bonetti Burgos, Alfredo Mere Márquez, Héctor Barón Goico, Máximo Llaverías Marty, José María Nouel Simpson, Carlos Cornielle hijo, Rogelio Mañón, Euclides Gutierres Felix, Manuel Goico Castro, Julio César Castaños Espaillat y otros.
Pero a principios de mayo de 1937, durante un ceremonia militar el Presidente declara abierta al fin la era de mutua comprensión que hará del cuartel y de la universidad centros de preparación comunes, en los que se elaborará el porvenir de nuestra Patria.
La Guardia Universitaria, compuesta por estudiantes y profesores, llevaba uniformes, y tenía himno y bandera propios. Sus miembros, jóvenes y profesores de buena presencia, estaban asimilados a un cuerpo militar y desfilaban al lado del Ejército. El conocido político y hombre público, doctor Leonardo Matos Berridos, fue por largo tiempo de los directivos del grupo.
Era misión del nuevo cuerpo paramilitar informar acerca de lo que dice y piensa cada cual, marchar al paso para intimidar a sus compañeros y organizar los actos de provocación y puestas en escena imaginadas en las altas esferas. Por esa razón, la Guardia Universitaria desempeñaba el papel de una organización modelo para el poder omnímodo del gobernante, y fue bautizado con el nombre de Presidente Trujillo, como respuesta a la política de loas al hombre fuerte del momento, entre las actividades de la agrupación estaba controlar y vigilar cualquier divulgación de ideas de propaganda disolvente, de teorías y doctrinas desquiciadoras, de prácticas malsanas.
Fue fundada, “como un organismo paramilitar de espionaje” y sus miembros, vigilantes, debían estar alertas para “imponerse a la fanfarronería disociadora de algún catedrático equivocado, solicitar y obtener su expulsión” y reaccionar vigorosamente y “frustrar los intentos de quienes, dentro de las aulas o fuera de ellas, pretendían tomarlas como instrumentos para sus viles pretensiones políticas y sus pasiones innobles”.
La “Guardia Universitaria” mereció un capítulo que incorpora reglamentos, militares. Militantes de este cuerpo, fueron cómplices de acciones “ignominiosas” del régimen.
De los archivos de la USD se reprodujo extensas listas de sus integrantes, desde 1941. Muchos se convirtieron después en antitrujillistas.
Esos controles ideológicos y represivos afectaron notablemente la calidad de la enseñanza durante la tiranía, sobre todo a partir de 1947 con “la aparición de grupos marxistas que fundaron el Partido Socialista Popular” y la Juventud Democrática.
“El ambiente de terror que se vivía en la Universidad alcanzó el paroxismo”, cuando la dictadura se enteró de la expedición de “Cayo Confites” nombra estudiantes y profesores que fueron expulsados. La academia se convirtió en “una catedral del silencio”.
“Por puro milagro” En la valiosa obra se da cuenta de cómo el sector más conservador emprendió una campaña de descrédito contra la Escuela Normal de Hostos, iniciada por clérigos entre los que sobresalió Fray Rocco Cocchia al que el autor atribuye “iniciativas funestas”.
Bajo sueldo de los maestros, ausencia de laboratorios, falta de útiles se extendieron al punto de que estudiantes de medicina debían sacrificar perros, gatos, hurones para estudios de anatomía y disección y cerdos para estudiar corazón, válvulas, ventrículos.
Los invasores norteamericanos de 1916 cerraron la “Universidad Central de Santiago”, fundada el 16 de enero de 1914, alegando que bastaba con el “Instituto Profesional” en Santo Domingo.
En el gobierno de Horacio Vásquez, según el libro, el paso más trascendente fue la creación en 1926 de la Escuela de Agricultura y Estación Nacional Agrónoma de Moca, suprimida definitivamente en 1934.
La política implacable de Trujillo sacrificó al doctor Ramón de Lara, rector de la Universidad de Santo Domingo, quien fue apresado, destituido y finalmente expulsado del país por sus ideas contrarias al régimen.
En el ámbito secundario los profesores Sergio Hernández y Ercilia Pepín, fueron cancelados por izar la bandera a media asta en protesta por el asesinato de Andrés Perozo.
Estudiantes y profesionales de la Universidad de Santo Domingo que cayeron víctimas de la tiranía y continúa la historia hasta después del ajusticiamiento.
El nueve de julio de 1961 “la juventud estudiantil de la Universidad irrumpió de manera masiva en el escenario político” con una gran concentración a la que asistieron más de mil personas. Manuel de Jesús Rojas (Cucho), Asdrúbal Domínguez, Eduardo Delgado, Leopoldo Grullón, Oscar Lama, Miguel Genao, Daniel Céspedes, José Eugenio Villanueva, Víctor Manuel Decamps, Alfredo Loinaz, Rafael Alburquerque, Zaidita Lovatón, Antonio Isa Conde, Armando Hoepelman, Mariano Fiallo, Antonio Cuello, Eduardo Houellemont y Ubaldo Francisco Roa iniciaron las tareas para la organización de la “Federación de Estudiantes”, suspendida por la incursión de tropas policiales.
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