Periódico Digital de República Dominicana

¡Lo del “castrismo” fue un embuste!

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Por:Tony Raful

El 28 de abril de 1965, los Esta­dos Unidos des­embarcaron tro­pas militares de combate en Santo Domingo con la finalidad alegada en principio, de “salvar vidas” en peligro, de ciudadanos norteamericanos residen­tes en el país ante el recru­decimiento de la guerra por la reposición del Gobierno constitucional del Prof. Juan Bosch y la Constitución de­mocrática de 1963. Horas después el presidente John­son señaló que la interven­ción en Santo Domingo era para evitar que nuestro país cayera en manos del “cas­trismo”. La decisión de inva­dir la República Dominica­na, fue decidida, al saberse de la derrota sufrida por la tropa élite de la base aérea de San Isidro en la batalla histórica del puente Duarte. El razonamiento más lógico explica que las tropas norte­americanas habían invadido nuestro territorio, violando los tratados internacionales, ante el desplome de las uni­dades militares, que preten­dieron tomar la ciudad en poder de los constitucionalis­tas. La tesis de que Estados Unidos nos había salvado del comunismo no pudo resis­tir viva, sin ser el hazme reír de la comunidad internacio­nal, ni siquiera una semana. Ya el día 6 de mayo de 1965, el presidente Johnson admi­tía su culpa ante el repudio de la comunidad internacio­nal de naciones. Llegó inclu­so a decir que él y solamen­te él, era el responsable de aquel desacierto. La tesis fa­laz del evitar otra Cuba, sólo fue enarbolada en los prime­ros días. No hubo ninguna justificación ni asidero. Los comunistas nunca fueron la fuerza dirigente del mo­vimiento constitucionalista, cuya cúpula de dirección es­tuvo siempre bajo el control del profesor Juan Bosch. Fue Juan Bosch quien previo a su escogencia como presidente, señaló a Caamaño para que su nombre se sometiera ante la Asamblea Nacional.

Fue Juan Bosch quien es­cogió los nombres de los miembros del gabinete del gobierno constitucional. To­do el aparato militar consti­tucionalista en su conforma­ción de oficiales y soldados, estuvo bajo la dirección de Caamaño. Y los “coman­dos constitucionalistas” in­tegrados por una mezcla va­riopinta de colores políticos mayoritariamente de simpa­tizantes del PRD y de Juan Bosch. Los comunistas estu­vieron presentes pero no de­fendían el comunismo sino la democracia y el programa constitucionalista y no eran dentro de la coalición de fuerzas, el sector predomi­nante, que siempre lo enca­bezó el PRD o mejor dicho, Bosch. Ante el papel ridícu­lo exhibido ante el mundo, Johnson, propuso un acuer­do con Juan Bosch en Puer­to Rico, y de ahí salió la lla­mada “fórmula Guzmán” para la formación de un go­bierno provisional presidi­do por Antonio Guzmán y un gabinete de perredeístas, salvo dos posiciones que se le otorgarían al ex presiden­te Balaguer. Este acuerdo fue suscrito por Bosch, Mu­ñoz Marín, los asesores del presidente Johnson, tanto los liberales como extremis­tas de derecha. Y a validar ese acuerdo vino a Santo Do­mingo el coronel Rafael To­más Fernández Domínguez, héroe de la Patria, quien entró por San Isidro en un avión de servicios médicos del ejército norteamerica­no contra su voluntad, pe­ro convencido por Bosch de que lo importante eran las ideas que se llevaban en la cabeza y no el avión en que uno se montaba.