Periódico Digital de República Dominicana

 La implosión de Haití y su efecto inmediato en República Dominicana 

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El presidente Joe Biden siendo senador en el año 1994 dijo: “If Haiti just quietly sunk into the Caribbean or rose up 300 feet, it wouldn´t matter a whole lot in terms of our interests” (“Si Haití simplemente se hundiera silenciosamente en el Caribe o se elevara más de 300 pies, no importaría mucho en términos de nuestros intereses”). 

Por: Juan Miguel Castillo Pantaleón

Implosión. Definición: Acción de romperse hacia dentro con estruendo las paredes de una cavidad cuya presión es inferior a la externa, Diccionario de la Real Academia Española.

La República de Haití ha sido, por su origen, un estado hueco; sin otra cohesión en su estructura más que aquella que sustentaron sus rebeliones esclavas: el odio racial, la precaria lengua dialectal común, junto a los asombros y supersticiones de las creencias animistas que dominan una gran parte de su población. Como Estado, Haití ha implosionado porque la estructura republicana parlamentaria que lo contiene, como pared externa, no tiene ni tuvo nunca, cohesión interna. Todo en Haití se ha derrumbado por propia disfuncionalidad. 

Como vecinos que se acercan al edificio derrumbado, hoy nos convidamos en este cenáculo cívico, al cual nos convoca el admirado amigo y gentil anfitrión, y miramos hacia al Haití de hoy, como quienes apenas pueden dar una ojeada sobre los escombros y cascotes de sus instituciones derribadas, la insensatez e imprudencia de los responsables internos del desastre, la vesania de los insaciables imperios que han inducido sus vicisitudes ignorando la voluntad del pueblo haitiano, en pactos de élites complacientes, cómplices de su expolio centenario. 

En este atardecer de otoño joven, cavilemos en restrospectiva sobre las ruinas del Estado vecino y en prospectivo ejercicio, intentemos otear sus posibles efectos en República Dominicana:

1. Haití carece de presidente desde el 7 de julio de 2021, luego del asesinato del Presidente Jovenel Moise. Moise- Al momento de ser acribillado por su escolta mercenaria, ejercía el poder en forma cada vez más autocrática. Su desgaste en el ejercicio del poder y la impopularidad granjeada, le habían ido aislando y desconectado paulatinamente de la sociedad. Su mandato presidencial había vencido el 13 de enero de ese mismo año y trataba de imponer una modificación constitucional en un referéndum ilegal, permaneciendo en el poder para organizarlo en una acomodada interpretación al margen de la Carta Magna haitiana: Moise entendía que su mandato de 5 años terminaban el 7 de febrero de este año 2022, al haber tardado un año para ejercer la presidencia. 

2. El Congreso haitiano no tiene quórum para sesionar desde enero del año 2020, debido a que el asesinado presidente Moise había propiciado la frustración de elecciones para renovar un tercio de los congresistas, que debieron realizarse el 9 de octubre de 2019. Con ello, el Presidente gobernó mediante decreto, aunque su gobierno ya venía siendo disfuncional desde marzo de ese mismo año, debido a los votos de censura parlamentaria al entonces Primer Ministro Jean Michel Ceant, que le obligaron a renunciar y, más aún, por el ambiente de inestabilidad y confrontación grave de la oposición con el presidente Moise desde el año 2018, debido al escándalo de corrupción y mal manejo de los billonarios recursos de Petro Caribe que le salpicaban directamente, de acuerdo a un informe del Tribunal Superior de Cuentas haitiano. 

3. Del mismo modo, el Presidente Moise había destituido a varios jueces de la Corte de Casación en diciembre del año 2020, descabezando así toda forma constitucional de sucesión presidencial. 

Ariel Henry

4. En consecuencia, luego de su muerte y en la actualidad, ejerce la función ejecutiva un médico de nombre Ariel Henry, quien había sido nominado por el propio Moise 3 días antes de ser asesinado, pero que no había llegado a ser juramentado por éste ni tampoco ratificado por un Parlamento que no tenía quórum desde enero del año 2020. Para colmo, en la precaria investigación judicial sobre el asesinato del presidente Moise, el señor Henry resultó señalado por el grave indicio de vinculación con el hecho, porque un par de horas antes del magnicidio sostuvo una conversación telefónica con el señor Joseph Baadio, a quien los mercenarios colombianos que ejecutaron el crimen señalaron como la persona responsable de la seguridad presidencial y quien impartió la orden directa del ataque. 

5. No obstante su ausencia absoluta de legitimidad, la comunidad internacional compuesta por los países que conforman el llamado Core Group, la ONU, la OEA, la Unión Europea y otros organismos multilaterales siguen reconociendo como gobernante a Ariel Henry, mientras Haití se ha deslizado aceleradamente hacia la anarquía más absoluta. Sin ejército, encuentra una policía superada en armamento y número de tropas por pandillas que dominan los distintos barrios de las principales ciudades y departamentos, gobernados por los atropellos de cuadrillas y bandas que se hacen la guerra entre sí por el control de páramos urbanos y de hacinados caseríos de un territorio poblado de indigentes. Haití está paralizada desde hace semanas debido a que su principal terminal de combustibles es un botín en manos de uno de esos clanes de bandas. Haití hoy sufre una crisis alimentaria que, según los despachos de prensa, afecta de hambre aguda a 4.7 millones de seres humanos y de hambruna catastrófica cerca de 20 mil haitianos. Las embajadas extranjeras han cerrado, su personal abandonado el país y las élites enviado sus familias al extranjero para evitar secuestros y otros peligros. Tampoco hay hospitales, energía eléctrica debido a la falta de combustibles, ausencia casi absoluta de medicinas, agua potable y actualmente, un rebrote del cólera amaga con esparcirse en medio de una barahúnda de violaciones, saqueos y actos de vandalismo que dominan con su estrépito de horror el caos que vive Haití. En conclusión, Haití se ha convertido en un suburbio del infierno. 

6. En el ámbito internacional, la ONU, en su Consejo de Seguridad, urgida por múltiples llamados de intervención por parte de la República Dominicana y hasta por el propio Presidente de facto haitiano Henry, a lo más que ha llegado es a votar una resolución, (la núm. 2653, del 21 de octubre de 2022 del Consejo de Seguridad de la ONU), a iniciativa de México y Estados Unidos, que con cinismo se limita a aplicar “sanciones” a los cabecillas de bandas y a los que asistan a las pandillas y organizaciones criminales en Haití. En sus informes y recomendaciones, el Secretario General de la ONU se ha limitado a recomendar la extensión del inútil mandato de la BINUH. El 1 de noviembre de 2022, el Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken le propone a su homólogo chino Wang Yi, la “necesidad de una acción coordinada” debido al deterioro de la situación haitiana. Según despachos de prensa, “Estados Unidos busca que un país aliado lidere una misión de asistencia para Haití, que sea ajena a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), limitada y de alcance cuidadoso. Hasta el momento, ningún país se ha ofrecido voluntariamente para hacerlo, así como tampoco EE.UU., el cual señaló que respaldaría con recursos directamente a quien se ofrezca.” (…) 

7. Paralelamente, una misión canadiense que estuvo en la isla a instancias del actual Primer Ministro Justin Trudeau retornó hace pocos días a su país, para evaluar el rol que Canadá pudiera jugar en la estabilización de Haití y la crisis humanitaria en ciernes. Obviamente, estas potencias no desean poner en riesgo a tropas o personal debido a la situación volátil, caótica y de falta absoluta de información en el terreno de posible operación. La Unión Europea, por su parte, en las las declaraciones de Jonathan Hatwell, jefe de la División para México, Centroamérica y el Caribe del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), había expresado que ”en los planes de la Unión Europea (UE) no está previsto enviar una fuerza de intervención a Haití”.  

8. Simultáneamente, la semana pasada la subsecretaria de Seguridad Ciudadana, Democracia y Derechos Humanos de los Estados Unidos, Uzra Zeya, encabezó una delegación norteamericana que visitó nuestro país en el “Diálogo de Alto Nivel sobre Reformas Institucionales entre los Estados Unidos y la República Dominicana”, celebrado por tercera ocasión con las principales autoridades dominicanas en el Palacio Nacional y frente al Presidente dominicano, espetó con desvergüenza a República Dominicana reclamando “flexibilizar sus políticas en favor a los más migrantes vulnerables”. Con bochorno por el silencio soportado por nuestras autoridades ante tal atrevimiento, todos hemos leído las crónicas y los comentarios que con indignación se levantan en los medios de comunicación del país, por la falta de una respuesta inmediata y oportuna de la autoridad dominicana. Nos quedamos esperando la contestación de que es República Dominicana, desde hace lustros, el país que más ayuda a los vulnerables de Haití. Estrujarle a esta farsante el insolente soslayo de realidades ostensibles: que República Dominicana es la única fuente de atenciones médicas para los pacientes y parturientas haitianos que agotan los recursos de la salud pública que se pagan con nuestros impuestos y dejan sin camas ni medicinas a los más pobres dominicanos; que nuestro país produce los alimentos que en mercado binacional alimentan una gran parte de la famélica población haitiana; que nuestras escuelas reciben miríadas de niños a quienes se provee gratuitamente no solo educación, uniformes, zapatos, materiales de enseñanza, también desayuno y merienda, todo pagado por los contribuyentes, dejando a veces fuera de las aulas a los niños dominicanos; que los gobiernos desde hace lustros le han cedido, con indolencia hacia los dominicanos más humildes, los puestos de trabajo en múltiples sectores que son ocupados por mesnadas de haitianos indocumentados, que han hecho mudanza a nuestras ciudades, agravando el hacinamiento de barrios marginados, la precariedad de los servicios públicos, el desempleo y toda la secuela de empeoramiento del fenómeno de la delincuencia; que nuestras irresponsables autoridades medioambientales absortas toleran el desmonte y carbonización de nuestros bosques que arden en los anafes de Haití, comprometiendo el frágil equilibrio medioambiental insular; que no hay día que los medios de comunicación no recojan noticia de algún incidente en el cual dominicanos son muertos o heridos a manos el alevoso machete haitiano. 

9. Al mismo tiempo, algunos medios de prensa norteamericanos se hacen eco de la información de que el gobierno norteamericano está sopesando opciones para responder a lo que “pronto podría ser un éxodo masivo de migrantes de Haití”, entre cuyos planes de contención estaría “la retención temporal de migrantes en un tercer país o la ampliación de la capacidad en una instalación existente en la prisión estadounidense de la Bahía de Guantánamo, Cuba”, según un documento de planificación interna al que la prensa norteamericana tuvo acceso y que ha filtrado. Según ese documento “el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca le está preguntando al Departamento de Seguridad Nacional qué cantidad de inmigrantes haitianos requeriría que EE.UU enviaría a un “Lily pad country” o requeriría que los haitianos fueran llevados a Guantánamo”. Un “Lily Pad Country” o “país de nenúfares”, es un término coloquial que refiere a un concepto de estrategia militar llamada «cooperative security location» o CSL, que en castellano se traduce como «ubicación de seguridad cooperativa», el cual, según el instructivo titulado “Strategic Theater Transformation” (Teatro estratégico de Transformación) del Comando Norteamericano en Europa, se define como “una instalación de la nación anfitriona con poca o ninguna presencia permanente de personal estadounidense, que puede contener equipos y/o arreglos logísticos y servir para actividades de cooperación de seguridad y acceso de contingencia.” 

10. Lo cierto es que las costas haitianas actualmente están siendo objeto de una vigilancia reforzada de los guardacostas norteamericanos, en previsión de una avalancha de embarcaciones que conduzcan un éxodo migratorio similar al que aconteció en el año 1991, cuando a raíz del primer derrocamiento del presidente haitiano Jean Bertrand Aristide, miles de haitianos escaparon de la isla dirigiéndose por mar hacia el Estado de La Florida, creando una grave crisis migratoria y sanitaria a las autoridades de ese estado norteamericano. Lo que resulta meridianamente claro es que a la comunidad internacional no le importa Haití, que desean que los haitianos no salgan de la isla y que se acaricia la idea de que nuestro país sea la fórmula de absorción de esos problemas. Para repetir las palabras del actual presidente norteamericano, cuando siendo senador en el año 1994 dijo: “If Haiti just quietly sunk into the Caribbean or rose up 300 feet, it wouldn´t matter a whole lot in terms of our interests” (“Si Haití simplemente se hundiera silenciosamente en el Caribe o se elevara más de 300 pies, no importaría mucho en términos de nuestros intereses”). 

11. Hecho este apretado esbozo del ruinoso estado de cosas, ahora marquemos los pocos hitos y guardacantones que nos pueden alertar de precipicios y derrocaderos en el camino que los dominicanos debemos transitar en lo inmediato para evitar ser tragados por la crisis haitiana. 

“ En el tablero de los grandes intereses geopolíticos Haití es un estorbo ínfimo que puede acarrear más complicaciones intentar resolver que la expectativa de alcanzar algún logro. El país no puede cifrar expectativa 

alguna en que la comunidad internacional va a ayudar realmente a Haití. Se debe seguir promoviendo, a conciencia de que eso no va a dar resultados. Haití requiere una inversión muy grande y seguimiento estricto y continuo por décadas. Ninguna nación va a asumir por los haitianos ese compromiso. Incluso el modelo de capitalismo del desastre, que convierte en fondo de comercio las recaudaciones multibillonarias de la misericordia internacional cuando acontece una gran catástrofe, como lo fue el terremoto del año 2010, allí ya no funciona. Y las razones son múltiples: 

o En primer lugar, porque gran parte de la población rechaza la repetición de otra intervención internacional que los deje de nuevo en peor situación que la que tienen (si acaso eso es posible); 

o La recaudación caritativa de sumas similares a las anteriores no va a ocurrir. No hay más catástrofes; 

o No queda dinero. Los billones aquella vez recaudados fueron dilapidados y sustraídos por la rapiña de los mismos recaudadores; 

o Estando el mundo pendiente de otras conflagraciones de gran envergadura entre potencias en otras partes del mundo, una interminable orgía de violencia callejera entre negros hambrientos no importa al mundo; 

o Gran parte del mundo está harto de los haitianos y existe el silente convencimiento de que no hay nada que hacer con ese pueblo, porque los haitianos actúan como haitianos. Gente muy complicada, que aunque es un pueblo rabiosamente nacionalista, no supera el resentimiento de su pasado colonial y el despojo de que fue víctima por su metrópoli. Que está subyugado por atavismos y supersticiones; que es un pueblo acomplejado y resentido, que proyecta sus propias falencias y miserias del alma buscando echar la culpa de lo que son a todo el mundo (y en particular, a los dominicanos, quienes somos sus culpables favoritos. 

o También la gente tiene, en cierta forma, la impresión que la disfuncionalidad haitiana es endógena, que está en su ADN. Que es una nación a la que nadie hará entrar en razón, ya que ellos, en el fondo, no quieren. Obviamente, entre estos sectores se concluye en silencio que el pueblo haitiano nunca superó el comportamiento tribal y barbárico; Pero además, evolutivamente los haitianos (que es algo que se elude mencionar pero que científicamente cualquier biólogo o profesional de la salud lo corrobora), luego de 250 años, ha devenido en un colectivo humano degradado genéticamente por la malnutrición. Con gran proporción de su población sin la capacidad cerebral suficiente (que le pasa a cualquier producto de un embarazo sin suficiente ácido fólico). Y eso es ciencia, no prejuicio. Que como eso no se cambia, por más diálogo, ideas y buena voluntad que se proponga. Haiti es una nación discapacitada. Un pueblo que aspira a la condición permanente de víctima y asistido. 

“ Los dominicanos lo que debemos y podemos hacer, es tratar de poner TODAS las barreras y obstáculos posibles para evitar que Haití nos arrastre a ese sumidero del que ellos no van ni quieren salir. A este gobierno y al que aspire a sustituirle hay que exigirle que avance a mayor velocidad la construcción del muro. La integridad de la frontera no puede descansar únicamente en el trazado de los lindes en un mapa y en la referencia de unos mojones apartados, en una frontera que es inmaterial en la mayor parte de sus límites y que solo descansa en la ilusión de su respeto por parte de un pueblo desesperado y de la custodia de una milicia corruptible. 

“ Recordemos que el país tiene aún sobre la mesa el “Acuerdo entre los Gobiernos de la República Dominicana y de los Estados Unidos de América en relación con la pre autorización en el transporte aéreo”, que contiene un “Anexo” que forma parte integral del mismo, que obligaría al país a dar protección y recibir los casos de aquellas personas cuyo propósito original es llegar a los Estados Unidos para solicitar asilo, lo cual es un medio para evitar que esos solicitantes de asilo lleguen al Estado donde pretenden formalizar su solicitud. En los Estados Unidos de América, el United States Code, el Título 8, capítulo 12, Art. 1158, dispone que “cualquier extranjero que esté físicamente presente en los Estados Unidos o que llegue a los Estados Unidos puede solicitar asilo de acuerdo con esta sección…”. Pero las áreas de pre-chequeo no son consideradas territorio de los EEUU para estos fines. Ese acuerdo, caramelo envenenado que le brinda la ilusión de ventajas competitivas a poderosos grupos empresariales criollos que lo promueven NO DEBE, bajo ningún concepto, ser aceptado por el Tribunal Constitucional, que lo tiene irresponsablemente engavetado hace años. 

– Los cuerpos armados deben continuar siendo profesionalizados y equipados. La confrontación por el espacio vital insular es inevitable. Según los datos los datos servidos por la publicación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del gobierno norteamericano World Fact Book (Libro fáctico mundial), cuya última actualización sobre Haití está fechada al 26 de octubre 2022, se asumen los siguientes datos: En Haití la población se estima en 11,334,637 personas, las cuales distribuidas en un espacio terrestre de 27,560 kms2 de tierra, nos da una densidad poblacional de 411.27 haitianos por km2 . Esto contrasta con República Dominicana, que con 48,320 km2 de tierra, alberga un estimado de 10,694,700 habitantes, para una densidad poblacional de 221.33 habitantes por km2. Es decir, la densidad poblacional de Haití es casi un 86% más alta, en relación con su vecino. Según la publicación Estudio Económico de América Latina y el Caribe, de junio de 2022 por la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el índice de precios al consumidor en Hatí fue de 29.2 y en Rep. Dom. de 9.5, es decir, de más del triple. Del mismo modo, esta agencia estima que la proyección de la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto en Haití para este año es negativa de un -0.2 y sin embargo República Dominicana de un 5.3%. Igualmente, las cifras del PIB per cápita de Haití, para el año 2021 fueron negativas en un -3.00 y en República Dominicana de un 11.2. 

Haiti miseria politica en el Caribe

12. La población debe ser concienciada y esa alerta movilizar políticamente el pueblo. La situación de crisis actual no guarda paralelo con alguna circunstancia anterior en toda la historia de la isla. La crisis haitiana dentro de Haití es algo que está fuera del alcance de los dominicanos y que debe ser mantenido fuera del involucramiento directo de los dominicanos. Esta es la hora 25 de República Dominicana y de sus clases pensantes. Las expectativas realistas apuntan a que las cosas van a empeorar aún más en Haití, que para el nivel de deterioro al que se llegará, será tarde para los Haitianos ser salvados por otros y que, al final, son ellos quienes tienes que encontrar la forma de entenderse para poder redimirse.