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Los Vicini…

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Caso notorio fue el del comerciante, propietario, prestamista y evasor de impuestos Juan Bautista Vicini, quien con sus usureras marrullerías, en pocos años se hizo propietario, mediante ejecuciones y embargos, de innumerables pequeños ingenios que en algunos casos refundió y, en otros liquidó. Discurso pronunciado por el presidente de la Academia Dominicana de la Historia historiador Emilio Cordero Michel† de recepción como académico de número de José Manuel del Castillo Pichardo.  La noche del 31 de enero de 2005.

Por: Melvin Mañón

Los Vicini, en cuestión de días, han experimentado perdidas cuantiosas, de alcance inimaginable, imposibles de cuantificar e igualmente difícil de anticipar sus consecuencias. Han perdido el anonimato, la reputación y la santidad.
EL ANONIMATO: Todo el mundo, mal que bien, había oído hablar o conocía algo de los Vicini, pero nadie sabía a ciencia cierta quienes ni cuantos eran, como vivían, quien los gobernaba. Esa ignorancia y ausencia de detalles los protegía y mucha gente llegó a pensar que eran laboriosos y discretos; no faltó quien les atribuyera virtudes como la modestia y acaso hasta un poco de humildad, especialmente notable, en gente con tanta fortuna.  Los Vicini empezaron a perder el anonimato, se expandieron, diversificaron y empezaron a dar la cara; hicieron algunas declaraciones e intervenciones poco afortunadas pero sin consecuencias porque, aunque perdieran el anonimato por decisión propia, los acompañaba una sólida reputación y una santidad a toda prueba.


LA REPUTACION:

Decir Vicini en Dominicana era decir riqueza y poder, influencia y más que un largo brazo, tentáculos al servicio del mundo de los negocios, grandes inversiones, proyectos de escala y gran calado. Nadie, aunque perjudicado, quería cuestionar a los Vicini y si algo transpiraba, callado se quedaba. No era buena idea meterse con los Vicini; eran demasiado poderosos y se les atribuía sapiencia, destreza y dureza. Nadie debe meterse con ellos sin asumir el riesgo de quedarse solo; sus negocios se presumían correctos, legales, bien pensados, desde el punto de vista jurídico blindados, desde el punto de vista fiscal sin ruido y desde la perspectiva política en cierto modo respetables. Toda esa reputación se ha venido abajo no solamente con el tema de la construcción de la cárcel de la nueva Victoria, la estafa y engañifa de Sans Souci y el medio millón de metros cuadrados. La reputación de los Vicini hacía agua desde que en 2012 se armó el expediente del FONPER que los comprometía en transacciones dolosas contra el Estado Dominicano. Pero el expediente del FONPER aunque se armó técnicamente en forma impecable la fortuna política le fue adversa y resultó un natimuerto entonces que ahora va a ser resucitado ya que, no solamente ha cambiado la fortuna política del país sino que también la reputación de los Vicini está hecha añicos y el país que poco sabía de ellos, ahora se ha enterado de sus inconductas y está dispuesto a creer cuanto le digan y que las redes sociales difundan.


LA SANTIDAD:

Juan Bautista Vicini Cabral (Janni) con sus tres hijos los Vicini Lluberes

Los Vicini eran intocables. Su reino no era de este mundo. Estaban más allá del bien y del mal, del alcance de los chismes, denuncias e intrigas que envuelven a otros empresarios o grupos. Estaban blindados, protegidos por muros y cortinas y aunque no se les creyera formalmente santos católicos de la estirpe de la Madre Teresa se los trataba como parte del santoral.  Ya no mas. Ahora vemos que eran mortales y no de buena clase. Ahora nos damos cuenta de que aquello de la reputación era una fabricación, un montaje elaborado y exitoso que acaba de colapsar y como un jarrón de porcelana al caerse yace destrozado.
Y uno se pregunta: ¿qué autoridad, juez, funcionario o legislador se atrevería ahora a negociar, decidir o de cualquier manera favorecer una empresa o proyecto de los Vicini?.

https://dejandohuellasfm.com/2020/04/19/academia-dominicana-de-la-historia-discurso-de-recepcion-como-academico-de-numero-de-jose-manuel-del-castillo-pichardo/